Es el ambateño de más alta graduación militar en la época de la independencia. Nació en 1793. Sus padres fueron don Joaquín López de la Flor y doña Juana Egüez.
Sus hermanos Vicente y Teresa, igual que Francisco, fueron próceres de la independencia y la libertad de hombres y pueblos. Su tío fue don Mariano Egüez.
Realizó sus estudios de colegio en Quito.
Sus servicios a la libertad “a la que lo sacrificó todo con la más decidida abnegación y el más ardoroso patriotismo”, inició a los 18 años con la causa libertaria, a esa edad fue designado Ayudante de Campo del coronel Calderón, primer jefe de la expedición en la campaña sobre Cuenca.
En esta elección influyó la inteligencia y actividad del joven Francisco Flor Egüez.
Participó en el pequeño combate de Paredones, pasando luego al de Verdeloma, para el cual depusieron momentáneamente sus rivalidades Sanchistas y Montufaristas en que se hallaba dividido el Ejército; rivalidades que no sólo “fueron a exponer el pundonor y la libertad de un pueblo”, sino que las ajaron, obteniendo lamentables consecuencias.
Perdida la ocasión de ocupar Cuenca, objetivo de los expedicionarios, vino la derrota de Mocha y la pérdida de Quito; era tarde cuando, reconciliados en Ibarra, pretendieron reaccionar ante el Ejército español fuerte y triunfante. Don Francisco Flor fue el portavoz de los enconos y amenazas entre su jefe Sanchista y los del bando contrario, adheridos a la familia Montúfar.
La lucha
Cumplió con su deber luchando en Mocha, Quito y San Antonio de Ibarra, lugar donde sucumbió la fuerza militar patriota. Los fusilamientos se sucedieron inmediatamente, inclusive el del Jefe Calderón. Francisco Flor, con suerte y astucia pudo escapar y refugiarse en Ambato.
No debió haber sido indiferente a la conspiración de 1818, en la cual se hallaba su hermano Vicente. Pero cuando se le ve tomando gran brío es en 1820, a raíz de la transformación de Guayaquil. Seduce con sus paisanos al Corregidor Ricaurte, por medio de la esposa de éste, para que se adhieran a la República; luego, por medio de la misma señora, al de Latacunga, señor Arteta, primo de ella.
De acuerdo con patriotas quiteños y latacungueños, vino con Lizardo Ruiz a Pujilí, establecieron el cuartel en la hacienda Tilipulo, y destacaron patrullas volantes para interceptar las comunicaciones con Quito y levantar el patriotismo. El ataque y rendición del cuartel de Latacunga, el 11 de noviembre de 1820, fue uno de los triunfos más sonados y que dio mucho vigor al partido Republicano.
Por esa razón, no asistió al 12 de Noviembre en Ambato. La noticia del triunfo la llevó su coterráneo y combatiente don Mariano Castillo.
Pérdida
Unido con el General Luis Urdaneta, jefe de las fuerzas guayaquileñas, perdieron la batalla de Huachi el 22 de noviembre, la cual se decidió por la intrepidez del comandante español González comunicada a los suyos. “Un campo de 500 y más hombres tendidos, muertos o llenos de heridas, una infinidad de prisioneros, tres cañones reforzados, excelente caballada, armas y municiones fueron los trofeos de González”. (Camilo Destruge)
Fue a dar con su derrota a Guayaquil, para volver con el General Sucre y entrar a la liza (Campo de batalla) en las pampas de Cone (Yaguachi) el 19 de agosto de 1821.
Aquí se tomó la revancha a González. Sucre “acometió de sobresalto y le desbarató casi del todo, pues solo escaparon de morir o ser hechos prisioneros, el Coronel González, varios Jefes y 200 soldados”.
Sus hermanos Vicente y Teresa, igual que Francisco, fueron próceres de la independencia y la libertad de hombres y pueblos. Su tío fue don Mariano Egüez.
Realizó sus estudios de colegio en Quito.
Sus servicios a la libertad “a la que lo sacrificó todo con la más decidida abnegación y el más ardoroso patriotismo”, inició a los 18 años con la causa libertaria, a esa edad fue designado Ayudante de Campo del coronel Calderón, primer jefe de la expedición en la campaña sobre Cuenca.
En esta elección influyó la inteligencia y actividad del joven Francisco Flor Egüez.
Participó en el pequeño combate de Paredones, pasando luego al de Verdeloma, para el cual depusieron momentáneamente sus rivalidades Sanchistas y Montufaristas en que se hallaba dividido el Ejército; rivalidades que no sólo “fueron a exponer el pundonor y la libertad de un pueblo”, sino que las ajaron, obteniendo lamentables consecuencias.
Perdida la ocasión de ocupar Cuenca, objetivo de los expedicionarios, vino la derrota de Mocha y la pérdida de Quito; era tarde cuando, reconciliados en Ibarra, pretendieron reaccionar ante el Ejército español fuerte y triunfante. Don Francisco Flor fue el portavoz de los enconos y amenazas entre su jefe Sanchista y los del bando contrario, adheridos a la familia Montúfar.
La lucha
Cumplió con su deber luchando en Mocha, Quito y San Antonio de Ibarra, lugar donde sucumbió la fuerza militar patriota. Los fusilamientos se sucedieron inmediatamente, inclusive el del Jefe Calderón. Francisco Flor, con suerte y astucia pudo escapar y refugiarse en Ambato.
No debió haber sido indiferente a la conspiración de 1818, en la cual se hallaba su hermano Vicente. Pero cuando se le ve tomando gran brío es en 1820, a raíz de la transformación de Guayaquil. Seduce con sus paisanos al Corregidor Ricaurte, por medio de la esposa de éste, para que se adhieran a la República; luego, por medio de la misma señora, al de Latacunga, señor Arteta, primo de ella.
De acuerdo con patriotas quiteños y latacungueños, vino con Lizardo Ruiz a Pujilí, establecieron el cuartel en la hacienda Tilipulo, y destacaron patrullas volantes para interceptar las comunicaciones con Quito y levantar el patriotismo. El ataque y rendición del cuartel de Latacunga, el 11 de noviembre de 1820, fue uno de los triunfos más sonados y que dio mucho vigor al partido Republicano.
Por esa razón, no asistió al 12 de Noviembre en Ambato. La noticia del triunfo la llevó su coterráneo y combatiente don Mariano Castillo.
Pérdida
Unido con el General Luis Urdaneta, jefe de las fuerzas guayaquileñas, perdieron la batalla de Huachi el 22 de noviembre, la cual se decidió por la intrepidez del comandante español González comunicada a los suyos. “Un campo de 500 y más hombres tendidos, muertos o llenos de heridas, una infinidad de prisioneros, tres cañones reforzados, excelente caballada, armas y municiones fueron los trofeos de González”. (Camilo Destruge)
Fue a dar con su derrota a Guayaquil, para volver con el General Sucre y entrar a la liza (Campo de batalla) en las pampas de Cone (Yaguachi) el 19 de agosto de 1821.
Aquí se tomó la revancha a González. Sucre “acometió de sobresalto y le desbarató casi del todo, pues solo escaparon de morir o ser hechos prisioneros, el Coronel González, varios Jefes y 200 soldados”.
Interesante información
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